Arriba el sexo preparatoriano

Quisiera extender mediante este foro una invitación a todas aquellas personas que se encuentren interesadas en explorar su sexualidad a que lo hagan. Especialmente al sector adolescente.

Para bién o para mal la ética sexual contemporánea es laxa. Los medios nos lo retacan a cucharadas como si por alguna razón nuestro universo libidinal se nos olvidaría si no nos lo recordaran constantemente.

El goze sexual nos es impuesto "desde arriba" por la superestructura ideológica y desde adentro por la pulsión de vida inherente al ser humano. Con una influencia tan aplastante, hoy en día es imposible ignorar la sexualidad. Habrá quienes digan que la influencia mediática desvirtúa el "desarrollo pleno" de nuestra sexualidad; sin embargo me remito a Marx al afirmar que la escencia del ser humano es la de generar su propia escencia. Por lo tanto, lo mejor que podemos hacer es abogar por la práctica racional de la sexualidad. Para este fin he preparado el siguiente:


Manual del adolescente responsable:

Chicos y chicas, temo que sus padres no sean los mejores consejeros sexuales. Yo mismo, siendo hijo de padres inteligentes y educados, sufrí la humillación de ser llevado al psicólogo como único premio a mi despertar onanista. Por lo tanto tengan en cuenta los siguientes consejos:

En primer lugar: Olvídense de la abstinencia. La abstinencia es una pésima idea que, como tódas las pésimas ideas, goza de una popularidad inaudita. La sexualidad es una fuerza indetenible que se abarrota de risa frente a nuestra muy católica voluntad moral mexicana. Predicarle a una persona cuerda las virtudes de la abstinencia es como abogar en contra de ir al baño; y ya ni hablar del daño psicológico causado a cientos de individuos por padres empeñados en convencer a sus hijos que una funcion indetenible es algo malo, sucio y vergonzoso. Habrase visto actitud más medieval...

En segundo lugar: Mastúrbense todo lo necesario.

En tercer lugar: Cuídense . La tecnología anticonceptiva ha avanzado mucho, y sin embargo, de cada 1000 jóvenes mexicanas de entre 15 y 19 años, 126 han tenido un hijo según cifras de la secretaría de salúd. Esto si que es verdaderamente inexcusable.

O tal vez es la forma en que la juventúd mexicana se auto-boycotea en pos de mantener aquel balance pagano de la "alegría condicional". Aquella condición impuesta a nuestro gozo por el gran-otro lacaniano. Como la carreta de la cenicienta que habrá de convertirse en calabaza a las 12 de la noche. ¿A caso el adolescente mexicano busca , sub-concientemente, ser castigado por su goce?