Nostalgia noventera (... o "hay nanita que buena está Lara Flynn Boyle")

La nostalgia adquiere las más diversas formas. Un antiguo salón de clases, el encuentro fortuito con un amigo de antaño que nos espanta con lo ageno a nosotros que se han vuelto. Y por supuesto, las películas. Ayer pasaron "The Temp" por unicable a eso de las 3 de la mañana, y si bién al principio lo que me llenó el ojo fué Lara Flynn Boyle, poco a poco fui descubriendo honduras nostálgicas bastante perronas.

Siendo 1993, ninguno de los protagonistas es miembro de ninguna minoría étnica. Ese arcoiris multiétnico power-rangeresco que tenemos hoy en día en las películas de ejecutivos es prácticamente inexistente; con la excepción de dos (si... dos) secretarias negr... digo... africoamericanas.

No quiero sonar como un cerdo racista, pero de alguna forma encontré recinfortante el hecho de no encontrarme con la "pantalla de la diversidad" tras la cual se esconde la explotación en los productos culturales de esta década, lo cual me lleva al siguiente punto:

"Kriss", la protagonista, es una secretaria temporal en las oficinas de una gigantesca empresa de galletitas que no se detendrá ante nada por llegar a la cima. Se transformará en una resbalosa, una intrigosa, una "stalker", una mutiladora (con una máquina para destruir documentos !SPLAT!) y finalmente, una asesina, y todo esto, sin perder el glamour y el peinado esponjoso (se acuerdan del Mousse?) tan de moda en esas épocas.

Hoy en día los empleados temporales son más numerosos que los que tienen plaza, los planes de pensión y seguro médico han pasado al plano de lo mitológico y pos ni modo... encuentro confort en una oficina llena de empleados güeritos que se ve que entraron a su jale con palanca, a una retacada con un cau cásico, dos latinos, cuatro asiáticos, un negro, un arabe y un gallego dándole rienda suelta a los estereotipos y hablando de género y raza, casi con la misma habilidad que los victorianos hablaban de los temas sexuales, o sea, a puro eufemismo.